sábado, 27 de noviembre de 2010

¿Ser diferente es desconectarse? Culturas Juveniles

¿Ser diferente es desconectarse?

Sobre las culturas juveniles

Un mundo desencuadernado
García Canclini, Néstor


La acumulación de desencantos actuales no solo genera escepticismo. También nos deja en un mundo en fragmentos, despedazado y sin continuidad histórica. Muchos piensan que esto es más evidente en las culturas juveniles. De nuevo, debemos decir que los jóvenes no tienen la exclusividad, y a la vez indagar en qué sentido configura un modo extremo o distinto de una experiencia general.

Fragmentaciones

Los jóvenes actuales son la primera generación que creció con la televisión de color y el video, el control remoto y el zapping, y una minoría con computadora personal e internet. Entre las décadas de 1970 y 1980 la pregunta era que significaba ser la primera generación en la que la televisión era un componente habitual de la vida familiar. Ahora se trata de entender como nos cambia la espectacularizacion permanente a distancia, o dicho de otro modo: esta extraña combinación de mediatización e interconectividad. La mediatización aleja, enfría, y al mismo tiempo la interconectividad proporciona sensaciones de cercanía y simultaneidad.

Los otros dos rasgos con que se reestructura la cultura y la vida cotidiana son la abundancia inabarcable de información y entretenimiento, y al mismo tiempo, el acceso a fragmentos en un orden poco sistemático o francamente azaroso. Estas no son características solo de los jóvenes con baja escolaridad, sin suficientes encuadres conceptuales y vasta información como para seleccionar y ubicar el alud de estímulos diarios. Es verosímil la hipótesis de que la fragmentación y discontinuidad se acentúan en los jóvenes de clases medias y altas, precisamente por la opulencia informativa y de recursos de interconexión.





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